domingo, 8 de febrero de 2015

Víctor Barrio, líbranos del mal

Cuando un torero viene con hambre, le vale tanto el toro bueno como el malo. A Víctor Barrio la empresa le dio la oportunidad de Valdemorillo y se agarró a ella como clavo ardiendo. El de Grajera estaba tocado por la gracia: todo le salió bien. Bordó el toreo fundamental, y también los adornos, sobre todo en el capote, con el que estuvo variadísimo, ejecutando tafalleras, crinolinas, faroles, chicuelinas... Tan espigado y serio como siempre, pero desbordando voluntad. Desde que comenzó el paseíllo desmonterado, Barrio hizo todo lo que sabía hacer, aquello que los viejos aficionados denominaban "estar en novillero", pero con el aplomo de un matador de toros en sazón.


Brindó el deslucido y blando tercero a su abuelo, fallecido recientemente, por quien lucía un discreto crespón negro en la manga del vestido grana y oro. Estuvo muy por encima de aquel Cebada, al que despachó de media estocada arriba, cortándole una oreja. El sexto fue un buen toro, con clase y galope, aunque justo de fuerzas. A pesar de sus virtudes, Barrio tapó sus defectos, y el público, entusiasmado por la faena del segoviano, pidió la vuelta al ruedo del Cebada, de nombre "Cachondito", muerto de una eficaz estocada algo desprendida. Dos orejas preámbulo de una triunfal salida a hombros del coso de La Candelaria.


Fotos de Paloma Aguilar

Qué alegría produce ver un torero al margen del "sota, caballo y rey" con el que nos empachan, feria tras feria, las creativas empresas taurinas del siglo XXI. Miren que buen cartel sale para el 2015: Pepe Moral, Juan del Álamo y Víctor Barrio. Tres matadores jóvenes con deseos de sacar la goma de borrar y capacidad para anular a "reaparecedores" oportunistas, como Fran Rivera, Jesulín y compañía. Víctor, con tus ganas y determinación, a estos "viejos conocidos", no les dejes caer en la tentación de la vuelta a los ruedos y, a los aficionados, líbranos del mal. De Valdemorillo, sales bendecido. Amén y mucha suerte.


1 comentario:

  1. VICTOR BARRIO

    “Un invidente, en el cielo, velará siempre tu anhelo.”

    Mi tinta nunca exagera,
    Municipio de Grajera,
    vio nacer osado diestro,
    expresión del arte nuestro.

    Sangre nueva, capotera,
    de España su honor, montera,
    Valdemorillo de fiesta,
    corrida de toros, gesta.

    Virgen de La Candelaria,
    tu iluminación sea diaria;
    Víctor Barrio, quijotesco,
    en la lidia, . . . gigantesco.

    Hincado inicia faena,
    apisonando la arena,
    distante “porta gayola”,
    faroles, farol, farola.

    Suertes de alas pajareras,
    pinturerías pasajeras,
    fuerte, espigado, delgado,
    en el ruedo bien plantado.

    Con fe, la ilusión dispuesta,
    más su voluntad muy puesta,
    muletazos, temple, tiempo,
    seguridad, calma, tiento.

    Naturales alargados,
    suaves pases consumados,
    revelada realidad,
    virginal su majestad.

    Joven, especial, distinto,
    tauromaquia . . . laberinto,
    mágica, genial faceta,
    bordando capa y muleta.

    Calidad, sabor a fresco,
    erguido, caballeresco,
    firme, confiado, valiente,
    puso la plaza candente.

    En la Feria de San Blas,
    triunfó un torero, sin más,
    dos orejas bien cortadas,
    pasándose las cornadas.

    Tranquilidad, don de mando,
    la fama se está asomando,
    maravillando al tendido,
    con el toro se ha entendido.

    “Cachondito”, vuelta al ruedo,
    despacio, lento, muy quedo,
    crianza de Cebada Gago,
    encaste digno de un mago.

    Ovación, aplausos hondos,
    triunfador cargado en hombros,
    la Puerta Grande a sus pies,
    que jamás tenga traspiés.

    Matador, fiel segoviano,
    “quien va piano va lontano”,
    por hoy, ha sido bastante,
    se cumplió sueño importante.

    Profesional, responsable,
    certerísimo en el sable,
    vuelve mañana a tus tientas,
    te queremos en “Las Ventas”.

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 08 de febrero del 2015
    Reg. SEP Indautor No. (en trámite)

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