lunes, 17 de marzo de 2014

Tú eres mi marío


"[...] El machismo de la época era asumido de tal modo que la infidelidad del hombre era considerada una cosa casi natural que muchas mujeres aparentaban ignorar y aceptaban con resignación. Un buen ejemplo de esto lo encontramos en una copla grabada en 1948 por Concha Piquer y titulada Como si fuera verdad, de la que escogemos los siguientes versos.
 
Pensando en la otra me besas mintiendo
y a veces su nombre te sube a la boca.
Yo bien que lo escucho mas sigo fingiendo
porque tengo miedo de volverme loca.
 
Por la gloria de tu mare,
miénteme por caridad,
para que yo me lo crea
como si fuera verdad.
 
Dime que me quieres mucho,
que a nadie quisiste más,
dilo cerrando los ojos
como si fuera la verdad.

 
Más resignada que la protagonista de Como si fuera verdad es la de otra tremenda copla titulada Tú eres mi marío, de la que ofrecemos unos versos.
 
Por qué inclinas la cabeza,
por qué llegas a la mesa
sin mirarme cara a cara.
¿Qué cavilas? ¿Dónde estás?
Como si un remordimiento
te amargara el pensamiento
y un delito me ocultaras
que no puedes confesar.
¿Qué te pasa a ti, alma mía,
que desprecias la comía,
que te está asomando el llanto
sin motivo ni razón.
Y te pones amarillo
cuando miras el cuchillo
como si te diera espanto
de una mala tentación?
 
Toma tu copita,
tu cigarro puro,
y anda y que te miren las niñas bonitas.
¡Te tengo seguro!
Que si ayer viniste
casi amaneciendo
fue por los amigos, que te entretuviste,
¡Yo tó lo comprendo!
Yo soy muy dichosa,
yo no desconfío.
Por más que le gustes a las buenas mozas...
¡Tu eres mi marío!
 
¿Por qué duermes intranquilo?
¿Por qué vives siempre en vilo
si yo no te pido cuentas
de ande vienes y ande vas?
¡Si es por mí por quien suspiras!
Lo demás sé que es mentira.
Ni le pasas una renta,
ni es tu amó, ni lo será.
Ni mereces un castigo
porque hablando tú conmigo
te equivoques y me sueltes
otro nombre de mujer.
Son cosillas pasajeras
que si yo me las creyera,
mereciera hasta la muerte
por dudar de tu querer...
 
 
Vemos hasta qué delirantes extremos podía ser aceptada la infidelidad masculina, y asusta un poco pensar que esta canción se escuchara en serio y se admirara a aquella mujer por su actitud".
 
PIVE AMADOR
El libro de la copla

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