miércoles, 19 de marzo de 2014

La gastro-diplomacia

"¿Cómo se puede gobernar un país que tiene más de 246 clases diferentes de queso?" (Charles de Gaulle)
 

Los franceses poseen una expresión simpática para describir a las personas glotonas: "avoir un bon coup de fourchette" (literalmente, "tener un buen golpe de tenedor"), c´est á dire, "être un gros mangeur". Aunque está caquéctica, a juzgar por algunas fotos, Letizia d´Espagne a un bon coup de fourchette. Monsieur Hollande aussi.
 
 
La "gastro-diplomatie" es una delicada ciencia donde no se perdona "la faute de goût" ("la falta de gusto"). Para eso, los franceses son especiales. En 1957, durante una cena en el Elíseo, la reina de Inglaterra preguntó, inquieta, qué eran los "hérisson périgourdin au nid" que anunciaban en el menú. Isabel II respiró hondo cuando le explicaron que el "hérisson" ("erizo") consistía, en realidad, en una bola de foie espolvoreada con trufa y el "nid" ("nido"), un brioche adornado con láminas de almendras. Con razón las relaciones entre Francia y Gran Bretaña han resultado siempre caóticas.
 
 
También se lió  parda cuando, en los años 60, el general De Gaulle, en un intento por abreviar las comidas oficiales, suprimió el queso previo al postre. Un auténtico drama. Durante su mandato, Georges Pompidou fue el encargado de rehabilitar el amado "fromage" en la mesa. Cada presidente de la República ha tenido sus manías gastronómicas. Mitterrand, por ejemplo, sentía debilidad por las ostras, mientras que a Chirac le pirraban los caracoles. Petites bouchées présidentielles... Sin embargo, en los últimos años, la cocina del Elíseo se ha vuelto mucho más austera y han prohibido servir trufas y bogavante. Crise obligue!
 
 
Dejando a un lado el tenedor -pero no el cuchillo-, un asunto de alta diplomacia sigue siendo el protagonizado por la "ex" de Follande. Según unos amigos íntimos, Valérie Trierweiler es, en estos momentos, "una granada a punto de explotar". "¡Te destruiré como tú me has destruido!", gritó la Primera Dama a Flamby justo antes de entrarle el yuyu por la infidelidad de su marido con la actriz Julie Gayet. Qué atragantón.
 
 
 

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