miércoles, 11 de diciembre de 2013

Los cojones de Belmonte

La vanidad de un torero es ilimitada. Desde la época de Bombita, los matadores adoran que les hagan fotografías con el fin de pasar horas observándolas, algunos en la intimidad y otros rodeados por sus partidarios. Se fijan hasta en los detalles más inverosímiles.
 

Observen este muletazo de Juan Belmonte a un Concha y Sierra. ¿No les parece una foto maravillosa? ¿No creen que tanto la ejecución del torero como la fiereza del toro son, sencillamente, perfectas? Pues, según cuenta una anécdota, el Pasmo de Triana odiaba esta imagen. Cada vez que entraba en un bar de Sevilla y la veía colgada de la pared, le decía al dueño:
 
- Fulanito, me llevo esta foto. Pero no te preocupes, que mañana te traigo otra.
 
Un día, un amigo tuvo el valor de preguntarle:
 
- Juan, ¿es que no te gusta ese muletaso?
 
- No es el muletaso lo que me molesta, sino que el fotógrafo ha cogido justo el momento en el que los cojones del toro están entre los míos. Y no me gusta que en los bares de Sevilla se vea una foto donde parece que me cuelgan los cojones.
 
Ya se conoce aquella frase atribuida a don Miguel de Unamuno: "Cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas". Manías de toreros con cojones.

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