jueves, 21 de noviembre de 2013

Los vagabundos

"Si pierdes dinero, pierdes poco.
Si has perdido el honor, pierdes mucho.
Si pierdes el corazón, lo pierdes todo".
(Vincent Van Gogh)
 

¡Esos pobres por los caminos del campo!... No parecen de carne; más bien de tierra o de sarmientos renegridos... ¿Adónde van? No piden, ni escuchan, ni se paran ni hablan... Los atrae ese sendero que sólo sabemos que existe cuando los vemos a ellos caminar por allí, con una rara decisión en su pereza de horizontes... Andrajosos, vestidos a retazos, semidesnudos, caminan solitarios o en grupos familiares, con un perrillo escuálido que, a veces, ya no puede seguir de hambre y fatiga, y sube a los hombros del vagabundo, uniendo roñas con lacerías y arestines... ¿De dónde vienen? ¿Qué final de camino persiguen?


Siempre que nos encontramos a los vagabundos por los caminos del campos, nos quedábamos en el umbral de una incertidumbre característica, que la vida, luego, nunca ha borrado. La gente los temía o los evitaba. A nosotros nos inspiraban respeto y simpática inquietud. Vivían tan pegados al barro y a la basura de la tierra, que les costaba trabajo alzar la vista hasta la altura de sus semejantes. Y cuando desaparecían por los caminos, la soledad se abría nuevamente gozosa, porque ellos, sin querer, la lastimaban con su tragedia de silencios.

JOAQUIN ROMERO MURUBE
 
 
Hoy vagabundo y perdido
alzo mis brazos en cruz
para enterrar al olvido
toda una vida sin luz.
 
(Final del tango "Vagabundo" de Emilio y Agustín Magaldi)
 


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