sábado, 20 de julio de 2013

Temporada de verano

 

Viajamos hasta el San Sebastián de 1887, cuando el mundo era mundo, se celebraban festejos taurinos y Bildu no existía. El primer día de julio, el Gran Casino inauguraba la temporada de verano con un programa inmejorable: bains de mer, corridas de toros "con las mejores cuadrillas y primeros espadas de España", conciertos a todas horas, club para caballeros con vistas a la playa, gran salón de lectura para señoras, juegos para niños -como verán, los lotes según sexo y edad estaban perfectamente ideados-, paseos y excursiones por los alrededores, bellos jardines, restaurante con café helado, salas de esgrima y billar, hidroterapia, bodega, funciones teatrales y gran baile al caer el sol. Hasta el cartel anunciador, obra de Charles Lévy, rezumaba clase.  
 
 
Desgraciadamente, aquel 1 de julio de 1887 no brilló el sol y llovió torrencialmente sobre la piedra de arenisca del Gran Casino, edificio renacentista obra de Luis Aladren y Morales de los Ríos. Escribe Luis Tárrega sobre este emblemático edificio: "Considerado en Europa uno de los casinos más elegantes de la época, llegaron personajes de todo el mundo, aventureros como Bolo Pachá, cantantes y artistas como Raquel Meller, Pastora Imperio, espías como Mata Hari, fusilada en París, reyes de todo el Continente, como Leopoldo de Bélgica, el asesino del Congo Belga, el Sha de Persia, toda clase de fauna de los más famosos burdeles de Europa, ricos como los Rothschild, militares, políticos como Canalejas, Sagasta, Romanones, la flor y nata de la época... fue la Belle Époque de nuestra ciudad".
 
 
Además del Gran Casino, otros dos factores favorecieron la llegada de tan célebres visitas: en primer lugar que, a partir de 1895, la reina Regente María Cristina, viuda de Alfonso XII, trasladara la corte a San Sebastián para pasar las vacaciones de verano (de ahí que se construyera el Palacio de Miramar); la segunda, el inicio de la Primera Guerra Mundial, que convirtió a la ciudad en una de las más cosmopolitas de Europa.
 
 
Aprovechando la venida de forasteros, sobre todo franceses, al no existir espectáculo más seductor que los toros, el genial José Arana decidió levantar una nueva plaza, la de Atocha, creando así la Semana Grande, que se coordinaba con las actividades del Gran Casino en un pionero "pack turístico". No en vano, el 15 de agosto de 1901, se celebró la primera corrida nocturna de la historia, en la que tristemente falleció el picador Andrés Castaño "Cigarrón" ante un toro de Saltillo y de nombre "Naranjito". Las crónicas contaron que se lesionó el vientre con la perilla de la silla: "de tal importancia fue la lesión que se le declaró la peritonitis, y a consecuencia de ella falleció a las cinco de la mañana del 17 del mes referido. Hacía dos años que había contraído matrimonio con una hermana del que también fue picador José Torres Reina, y prima de los diestros Bombita" (Dulzuras).
 
 
El picador Andrés Castaño “Cigarrón”, que iba en la cuadrilla de Emilio Torres “Bombita”, murió en la Plaza de Toros de San Sebastián por causas ajenas a la lidia. Esto sucedió en agosto de 1901 y mientras su compañero, el picador Rafael Alonso “El Chato”, leía la noticia en voz alta y explicaba que la muerte se había producido debido a una fatalidad por un colapso, otro torero allí presente entendió que la culpa fue de un colazo y exclamó: ¡Malditos toros, hasta con el rabo matan!

 
"El año 1876, apenas terminada la tercera guerra carlista, cuando la ciudad no sólo había perdido su atracción turística sino que pensaba no le sería posible recuperarla, Arana tuvo la osadía de, en solitario, convertirse en adalid del veraneo donostiarra y para atraer forasteros, en menos de un mes, construyó la que sería su primera plaza de toros de Atocha. Para anunciar su semana taurina creó los slogans 'Semana Monumental' y 'Gran Semana' y desde 1879 hasta nuestros días el de 'Semana Grande'. Fue, como todo aquello en lo que intervino, un auténtico éxito. San Sebastián volvió a estar de actualidad, se conoció que los viajeros regresaban a tomar los baños y comenzó una larga andadura que permanece vigente" (publicado en el Diario Vasco).
 

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