domingo, 21 de julio de 2013

El cemento y las sombras de Taurodelta


Antes de entrar en la plaza, aún no había empezado a llover, pero ya olía a tierra mojada. Y los nubarrones se acercaban mientras que las banderas huían de sus mástiles. Tormenta de verano con un cartel que, igualmente, hacía aguas: novillos de Buenavista para Miguel de Pablo, Pablo Santana y Juan Manuel Benito. Entre los tres, sumaron ocho paseíllos en 2012. Por si no hubiera ya suficientes elemenos en contra, el piso de Las Ventas estaba plagado de hoyos y sobraban dos palmos de albero, consecuencia, probablemente, de la encerrona motorística del pasado viernes.


Abogo por que el Estado nos prohiba conducir un vehículo a todos los que asistimos a los festejos que Taurodelta programa en verano. ¿Tiene problemas de visión? ¿Padece alguna enfermedad? ¿Toma medicación? ¿Va los domingos de julio y agosto a Las Ventas? Si responde afirmativamente a alguna de estas preguntas, es usted un peligro público. No supere tampoco el perímetro de seguridad en zonas infantiles. No se encuentra en sus cabales.


Al final, los novillos de Buenavista -procedencia 100% Juan Pedro Domecq- resultaron buenos y de bonitas hechuras. Hubo un tercero, Halagado, para armar el lío: humillando, con transmisión y tranco. El segundo y el quinto, Facilón y Forastero, hubieran permitido tocar pelo también. Para que no faltase de nada, desenchiqueraron a un sobrero de Javier Molina (primero bis). Pero de allí, los novilleros que tuvieron más suerte, salieron mojados y con el esportón vacío; los que menos, con una cornada. El cuarto prendió a Miguel de Pablo cuando entró a matar. Pitonazo, y muy feo, en la ingle. Los otros dos compañeros, Santana y Benito, que debutaban en Las Ventas, naufragaron con la dignidad que da la inexperiencia. Los guiris, incluso, en un ramalazo de cariño incontrolado, decidieron que el que cerraba terna diera una vuelta al ruedo... Verdes, como el trigo verde. Sin embargo, sorprendentemente, ninguno de estos chavales tiene cara de hambre. Se presentan en Madrid, impecablemente vestidos y estrenando traje como si fueran tres jóvenes abogados durante su primer día en un bufete. Uno los compara con aquellas fotos de los viejos maletillas o de los becerristas de La Oportunidad y no da crédito. ¡Cómo ha cambiado este país! La de genios que daba el hambre. Más que cornadas, incluso.


Los nubarrones, por supuesto, acabaron convertidos en una tromba de agua que vació aún más una plaza casi ya vacía. Un homenaje al cemento y a las sombras de Taurodelta. Enhorabuena, empresa, por echarnos a todos. O casi todos. Los locos somos demasiado fieles.

1 comentario:

  1. No sé si la empresa está en vías de montar una playa en el ruedo de Las Ventas, igual es también para 2020, que quieren que se celebren allí las competiciones de castillitos de arena. Otra cosa que no podía creer era que viendo como empezaba a caer agua antes de empezar, el señor presidente no dudara por un segundo en sacar el pañuelo. ¿No se le pasó por la cabeza pensar que si aquello hay que suspenderlo por la lluvia en el primer toro, el aficionado perdía todo derecho a devolución? Igual sí que lo pensó y de ahí tanta urgencia.
    Un salkudo

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