lunes, 17 de junio de 2013

Mucho cuidado con los de Utrera

"En la puerta del cortijo para un Ford.
Es el amo. Ya no llega en su jaca como antes...
Es un nieto de los viejos labradores caminantes
y jinetes atrevidos que murieron. Va vestido de Milord".
(Fernando Villalón, Campiña de Utrera).


... Y ahora, los nietos del Milord -atrincherados en un ayuntamiento que fue el antiguo palacio de los duques de Vistahermosa- se han propuesto que los niños de Utrera no pisen una plaza de toros hasta que no cumplan siete años. Es peligroso que se familiaricen desde tan temprano con la sangre y las armas blancas. Es vieja la afición utrerana por las facas, cuchillos y navajas. Y no con el fin de cortar mostachones en los postres, precisamente.


Entre todas las flamencas de La Bizcocha,
ramillete de rosa temprana,
una niña con ojos de menta,
morena y graciosa, su cante desgrana.
Dicen que vino de Utrera,
con historia y ambición,
diecinueve primaveras,
se hace corta esta canción.
Consolación, la de Utrera,
por un querer de perdición,
se echó a rodar por los caminos,
Consolación, la de Utrera,
por el dolor de una traición,
cambió de rumbo su destino.
Muy poquita confianza,
que la niña es de cuidado,
y en la miel de su esperanza,
hay veneno camuflado.
Te libre Dios, compañero,
de que lo mismo que un ciclón,
sus diecinueve primaveras,
te digan: "Como te quiero",
porque no tiene corazón,
Consolación, la de Utrera.
Al café de La Bizcocha, llegó de Utrera,
un campero de rumbo gitano,
y la niña morena y graciosa, como una pantera,
saltó faca en mano.
Mírame, bien a la cara,
para que sepas quien te dio,
piensa un poco y arrepara,
que te mato por ladrón.
Avísenle a los tricornios,
para que vengan preparados,
se llamaba Juan Antonio,
y con otra está casado.
Te digo adiós, compañero,
que ya pagaste tu traición,
y el ser tan malo como eras,
si no me matan, me muero,
porque no quiere ni el perdón,
Consolación, la de Utrera.
(Autores: Ignacio Román y Francisco García Tejero)
 
"Por encima del utreranísimo olor del mostachón en cuyo papel de estraza escribo la presente, a mí este asunto me da un tufillo a separatismo de Cataluña que tira de espaldas. Así empezaron en Barcelona, donde comenzaron prohibiendo que los niños entraran en la Monumental y acabaron prohibiendo la Fiesta y haciendo de paso rico a Balañá, que todo hay que decirlo […] ¿Sombreros de ala ancha, dice usted? Pues no sé, quizá pronto lo prohibirán también, y declararán obligatoria la barretina al cerrar la plaza de toros" (artículo de Antonio Burgos publicado en el ABC el pasado domingo, 16 de junio).
 
Como de costumbre, la responsabilidad individual no se lleva. En Utrera, la cuna del toro bravo sin toro, tampoco. Las "autoridades" conducen por nosotros, deciden qué debemos comer, crían a nuestros hijos, eligen nuestras aficiones y vicios, etc. Prohibido pensar. Prohibido elegir.
 
 

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