jueves, 23 de mayo de 2013

Crónica del 22 de mayo: "No queda sino batirse"

"En aquellos tiempos, la capital de las Españas era un lugar donde la vida había que buscársela a salto de mata, en una esquina, entre el brillo de dos aceros"
(El Capitán Alatriste - Arturo Pérez-Reverte)


Fandiño salió ayer al ruedo de Las Ventas a dentellada limpia. Como aquellos viejos soldados de nuestros tercios de Flandes, con la espada ropera y la vizcaína siempre a mano. Y es que en Madrid, parafraseando a Quevedo en la novela de Pérez-Reverte, no queda sino batirse. Vino, pues, el de Orduña, hecho un jabato, a puro güevo, y sin ponerse bonito. Ni falta que le hacía. Toreó de verdad, desbocado a veces, irreflexivo (los estatuarios quizás no fueran el mejor pase para fijar la embestida en el comienzo de faena), temperamental y ligado. Mató por arriba a costa de jugarse la vida. Cuando estaba igualando al toro, un listo le gritó desde el tendido que se le iba sin torear. Cosas de Madrid. El parte de guerra fue una cornada de 25 centímetros que lo va a dejar un mes apartado del frente. Ni con el muslo derecho abierto quiso irse a la enfermería hasta no ver doblar al de Parladé. Luchó como una fiera en brazos de los hombres de su cuadrilla para que lo dejaran en el ruedo. Un guerrero.
 
 
¿Y con qué toro se enfrentó Fandiño a cara de perro en las trincheras venteñas? Paradójicamente, se llamaba Grosella, pero de dulce o mermelada tuvo poco. Era un Parladé encastado, que galopaba como un torbellino, algo alocado y que iba con la cara suelta. No apretó en el caballo -Fandiño lo dejo crudito- y se dolió en banderillas, por tanto, no fue bravo, pero sí emocionante y fiero, con peligro por el pitón izquierdo.
 
 
El resto de la corrida resultó espesa. Al lado del Cid y Luque, cualquier torero parece la reencarnación de Belmonte. Cielos, qué sopor. Cuánta vulgaridad. Son una cruz a cuestas. El cuarto Parladé, de nombre Bonito, sí que fue para sacarlo en los postres, y no Grosella. Manuel Jesús -quién lo ha visto y quién lo ve- anduvo pegándole cucharada va y cucharada viene y la faena acabó por empacharnos.
 
 
Y hoy ya vuelven los del pañuelo asomando por el bolsillo de la chaqueta hablando de pellizco y el tarro de las esencias. Personalmente, prefiero los tercios de Flandes.

El siempre puntero @Dominguillos publica en Twitter
esta imagen con el siguiente mensaje:
"Hace muchos años que Antonio Machado
escribió acerca del tipo que gritó: -Se va sin torear".
 

1 comentario:

  1. Tratandose de andar en la cara del toro yo tambien me apunto a los tercios de Flandes; si cualquiera de los que ocupamos el tendido nos creemos capaces de emular lo que sucede en el ruedo y ante la cara del toro, apaga y vamonos.

    Lo mas preocupante quizas fueran las declaraciones de El Cid y Luque al abandonar la plaza, sus rostros complaciods tras sus faenas y por supuesto la complice complacencia de gran parte del publico asistente. Donde estaba el publico exigente y cabal de la Catedra del Toreo ayer? quizas dormidos como los dos matadores referidos, o perdidos en ensoñaciones de toreo esquisito que en realidad no fueron mas que meras ensoñaciones?

    Rematadamente mal El Cid y Luque.

    La de arena vino de la mano del ENCASTADO encierro de Parlade que GALOPO PRONTO A LOS CITES,y cada uno segun su condicion embistio mejor o peor.

    Ivan Fandiño enorme, capaz, valiente, en torero, dispuesto y decidido; asi si, asi se torea y se llega a la cima del toreo. Enhorabuena TORERO!

    ResponderEliminar