miércoles, 23 de enero de 2013

Separaos como la ortiga y el trigo

En la universidad, me dieron mucho la brasa con la evolución de las marcas corporativas, es decir, la importancia de cambiar de imagen según "las tendencias del momento". Ejemplo gráfico:


El otro día encontré una adaptación gadita de la evolución de marca: una carnicería abrió por primera vez con el nombre de "Mi mujer y yo" y ahora se llama "Mi ex mujer y yo". Cuentan que el carnicero corta ahora los filetes mientras entona a Antonio Molina. Ejemplo de marketing rancio.


"Si me lo hubieran contado,
no me lo hubiera creído,
que van a estar separados
y cada cual por su lado,
corazón, tu cariño y el mío.
Fuimos dos en uno
por la veredita de la eternidad,
y de aquello, mi vida, ninguno
se quiere acordar".


El divorcio se ha convertido en "tendencia" (trending topic en el lenguaje twittero). Los españoles tenemos mentalidad "divorcista", según dicen los del Foro de la Familia. Para ajustar esta tara sentimental, se han puesto de moda los orientadores matrimoniales. El gurú en este campo, un tal Goldsmith, ha redactado los mandamientos de la pareja feliz:

1. Ser los mejores amigos.
2. Ser capaces de reiros de vosotros mismos.
3. Estar abiertos a nuevas ideas y experiencias.
4. Tener una actitud constructiva.
5. Ser amables.
6. Ser capaces de prestar atención.
7. Ser cariñosos.
8. Ser dignos de confianza.
9. Estar siempre disponibles el uno para el otro.
10. Y la clave del éxito: ser proactivos.


Al final, el mejor consejo era aquel que contaba Cela en un pasaje de "La Colmena".

“Don José Sierra hizo un sonido raro con la garganta, un sonido que tanto podía significar que sí, como que no, como que quizá, como que quién sabe. Don José es un hombre, que a fuerza de tener que aguantar a su mujer, había conseguido llegar a vivir horas enteras, a veces hasta días enteros, sin más que decir, de cuando en cuando, ¡hum!, y al cabo de otro rato, ¡hum!, y así siempre. Era una manera muy discreta de darle a entender a su mujer que era una imbécil, pero sin decirlo claro".

Mark: ¿Qué son dos personas sentadas la una frente a la otra sin hablarse?
Joanna: ¿Un matrimonio?
El propio Stanley Donen cuenta que cuando rodaron "Dos en la carretera" (1967), Albert Finney, Audrey Hepburn y él acababan de divorciarse, una "coyuntura" idónea para reflejar el tema de la película: el deterioro de las relaciones de pareja. Por cierto, el personaje de Mark Wallace fue rechazado por Paul Newman... Con un hombre así, nos casaríamos sólo por el placer de contemplarlo en silencio cada día; como el cuadro más hermoso de un museo.
El amor según Les Luthiers: el lamento de una apasionada mujer
ante el recuerdo del hombre que la abandonó... más o menos.

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