sábado, 8 de septiembre de 2012

Últimas mañanas al sol


La mañana de sábado invita sentarse al sol y dejarse acariciar por los últimos rayos del verano: ya no queman, suavizados por la brisa, y son súmamente tibios y agradables (el sol del invierno es limpio y luminoso, pero insensible al calor). Vivir en ciertas latitudes donde el invierno ocupa tres cuartas partes del año y el sol es un bien escaso, sencillamente, no es vivir.

"Hay ciudades tan descabaladas, tan lejanas de un mar o de un río, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan pobladas de un pueblo achulapado; que no tienen catedral. Es preciso, ante estas ciudades, suspender el jucio hasta un día [...] Hasta que llegue ese día, con el juicio suspendido, nos limitaremos a penetrar en las oscuras tabernas donde asoma sobre las botellas una cabeza de toro disecado con los ojos de vidrio...". Así describía Luis Martín Santos la ciudad de Madrid, "con un cielo tan espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos".

Si ahora me sentase en un banco al sol, como estas mujeres de Sorolla, sin duda, casi de inmediato, mi padre me preguntaría: "¿Estás parada o estás pensando?". O me animaría con un familiar: "¡¡¡Arranca!!!". Los traperos del tiempo, como los llamaba Gregorio Marañón, aprovechan cualquier retal e idea que salta a las mientes igual que una liebre. En ciertas familias resultan intolerables esas actividades modernas del yoga y el karma cuyo mayor logro consiste en dejar la mente en blanco. Solearse está bien, siempre y cuando las neuronas se encuentren en movimiento. De lo contrario, no tomaríamos el sol: vegetarímos. Oh, fatalidad.


En este cuadro de Hopper, "un pequeño grupo de gente toma el sol en unas sillas colocadas en fila. Pero ¿están ahí con el propósito de solearse? Si es así, ¿por qué están vestidos como si estuvieran en el trabajo, o como si se encontraran en la sala de espera de un médico? ¿Es que están siempre esperando, no importa dónde se encuentren, y el mundo entero es su sala de espera? Quizá [...] La naturaleza y la civilización casi parecen estar mirándose la una a la otra. Esta pintura es tan extraña que en ocasiones pienso que las figuras sentadas están mirando un paisaje pintado, y no el real" (Mark Strand).

Lisette Model

"A plena luz de sol sucede el día,
el día sol, el silencioso sello
extendido en los campos del camino.

Yo soy un hombre luz, con tanta rosa,
con tanta claridad destinada
que llegaré a morirme de fulgor.

Y no divido el mundo en dos mitades,
en dos esferas negras o amarillas
sino que lo mantengo a plena luz
como una sola uva de topacio".
(Pablo Neruda)

Audrey Hepburn durante el rodaje de "Dos en la carretera"



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